"Sí, cuando nos liberaron, lo que dominaba el ambiente era la vergüenza de ser hombre."

"Sí, cuando nos liberaron, lo que dominaba era la vergüenza de ser hombre."
Primo Levi



Espectáculo en torno al fenómeno del acoso escolar
de JORGE ALEJANDRO SUÁREZ RANGEL, que se ha presentado en escuelas secundarias, el TROLEBÚS DOBLE VIDA, PRIMER FESTIVAL DE ARTES ESCÉNICAS DE ORIENTE y LA 7ª MUESTRA DE ARTES ESCÉNICAS DE LA CIUDAD DE MÉXICO.

viernes, 24 de febrero de 2012

Montaje


Los temas sociales corren el riesgo de convertirse en cápsulas informativas, acerca de sucesos ajenos, acontecidos en tierras lejanas. Es necesario abordarlos desde el plano más familiar posible. Por eso descartamos de inicio la cuarta pared, avocándonos al dialogo directo; tomando el texto desde una confidencia, expresada en un tono desenfadado que, a medida que la historia avanza, va destapando intimidades, secretos y empatías.

Puesto que el montaje marca una inevitable distancia, apostamos a las potencias exclusivas de la escenificación, como formas comprobadas de aproximación, a través de la representación de arquetipos y/o caracteres superdotados que proyectan las sutilezas de la cotidianidad en poderosos vicios de conducta. Lo que se muestra tímidamente, entre los adolescentes, como los primeros indicios de una conducta negativa que más tarde habrá de adquirir gravedad, cuando sean adultos, traduciendo el acoso en violencia, corrupción o una ética errónea. Estos vicios serán citados en la interpretación escénica de forma evidente, fácilmente identificable como visión general, cambiando su valor delante del imaginario colectivo, al ser denunciados por el rol que juegan dentro de la trama. De este modo, las alegorías se trasladan a un plano psico-social, su vuelven referencias con respecto al plano de las patologías sociales, a la vez que son evidencia de tal fenómeno.

Así, el tono varia de lo contenido a lo fársico; de lo realista a lo grotesco, justificado por lo mundano. Unas veces siendo revelación de lo intimo, desnudando secretos vergonzosos, por la empatía irrefrenable de la crisis emocional. Otras veces denunciando la conducta o la majadería cotidiana que se acepta a fuerza de costumbre hasta convertirse en algo cierto. El contraste va poniendo una conclusión que derrumba a la anterior cada vez; haciendo flexible la razón; ablandando el entendimiento. El ambiente se vuelve poco confiable dentro de su autenticidad; el sujeto debe poner su morbo y su opinión en dos lugares diferentes: en opuestos lados del margen. El escandalo de la revelación se posa frente a él como algo contaminado, se cuida de no imitar, sino de aprender para ponerse a salvo.

La conclusión no es una sorpresa, sino una afirmación inesperada.

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