A partir de un monologo de la autoría de Jorge Alejandro Suárez Rangel, la compañía TERCERA MITAD y el director invitado Armando Chávez, se dan a la tarea de montar un espectáculo educativo para todo público, en el que convivan, lo mismo, el entretenimiento y la información didáctica; sin pasar por alto el arco iris de matices que aluden a este delicado tema.
El resultado es un montaje sorprendente, tanto por su intensidad como por su capacidad de mantener al público enterado de las distintas materias que en este se abordan, pues se trata de una narración rica en agilidad histriónica, donde los espectadores se ven atrapados ante un despliegue de recursos estéticos que atacan directamente a la consciencia, por medio de la alusión a lo cotidiano, en el lenguaje familiar de la capacidad realista y auténtica del teatro contemporáneo.
No debemos dejar de lado la temática del mismo. El acoso escolar no es sólo un tema de moda; es una realidad sufrida en el día a día, tanto como la violencia del narco o la crisis económica. Sus referencias se encuentran presentes en el imaginario de niños y adultos; su influencia es evidente en las palabras comunes con que nos acercamos a la mesa y hacemos las compras del supermercado. El primer shock al que se verá enfrentada la audiencia, es la familiaridad de las escenas frente de si. Cada cosa que se va mencionando tiene una estrecha relación con su vida, tal vez con una escena vivida esta mañana en el aula de clases a la que asiste el hijo menor o con un recuerdo del padre de sus día de secundaria.
Escenas cotidianas que todos conocemos; que todos vivimos y sufrimos, pero que rara vez son puestas sobre la mesa, son puestas frente al conjunto de la sociedad para que de una vez por todas sean admitidas y conversadas por el padre y el hijo; por el profesor y el alumno; por propios y extraños; por usted y yo.
Una lección que vale la pena tomar, en virtud de los beneficios que ésta traerá a la convivencia y desarrollo de nuestra sociedad.
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